ADIESTRADOR CANINO EN VITORIA-GASTEIZ
NO necesitas un Adiestrador Canino
Lo que en realidad necesitas es aprender a entender a tu perro.
Si estás cansado de gritarle como un loco, de que te arrastre por todo Vitoria y de preguntarte por qué demonios hace lo que hace… tenemos que hablar.
Muchas personas que contratan a un adiestrador no solucionan el problema.
¿Por qué?
Porque el perro le hace caso al adiestrador… pero luego tú sigues sin saber qué hacer cuando ladra, tira o no obedece.
Él se va.
Tú te quedas.
Y el problema… también.
Por eso yo no vengo a “entrenar” a tu perro.
Vengo a darte las herramientas para que seas tú quien lo eduque, quien lo entienda y quien sepa actuar cuando de verdad lo necesita.
Esto es lo que pasa cuando entiendes a tu perro
¿Y lo mejor?
Esto no se va cuando se acaba la formación.
Porque tú te llevas el conocimiento.
Las herramientas.
Y la seguridad para seguir educando a tu perro toda la vida.
¿Cómo lo vamos a hacer?
6 sesiones presenciales uno a uno
Tú, tu perro y yo. En cada una de ellas avanzaremos paso a paso con tareas y objetivos claros.
Seguimiento continuo durante toda la formación
No te dejo tirado entre sesiones. Me tienes para resolver dudas, ajustar cosas y ayudarte a seguir avanzando.
Un mes extra de soporte por WhatsApp
Cuando ya tengas las herramientas y empieces a aplicarlas, yo sigo ahí. Me mandas vídeos, te corrijo, te acompaño.
Formación 100% adaptada a tu perro (y a ti)
No hay dos perros iguales. Tampoco dos humanos. Por eso el plan se ajusta a vuestra realidad y a los retos concretos que vivís.
Álvaro, hablemos!
Quiero que conozcas a mi perro
Esto es lo que dicen en Google de mi
Ya, ya sé lo que estás pensando:
“Las reseñas están bien, pero eso lo puede poner cualquiera…”
Te entiendo. Así que en vez de soltarte frases bonitas, te voy a contar el caso de un perro con el que trabajé hace poco.
Se llama Tizón. Un cruce de pitbull con malinois.
El primer día que lo vi, me saludó con un cabezazo. Literal.
(Y sí, llevaba bozal… menos mal).
El problema era claro: no dejaba que nadie se acercara a sus dueños. Ni personas, ni perros. Y sus humanos, con miedo constante, claro.
No podían pasear tranquilos, ni mucho menos pararse a tomar algo con él.
Empezamos la formación. Poco a poco, trabajando punto por punto. Enseñándoles a ellos cómo manejar esas situaciones.
Hoy Tizón pasea sin problema, juega con otros perros, y se sientan con él en una terraza como si nada.
No era un perro malo. Solo necesitaba que lo entendieran.
Y para eso, sus humanos tenían que aprender cómo.
Detrás de cada «perro problema» hay un humano que solo necesita las herramientas correctas
Tu perro no es el problema.
El problema es que nadie te ha enseñado a entenderlo.
A comunicarte con él.
A educarlo de forma que realmente funcione.
Y eso es exactamente lo que vamos a hacer juntos.
Si estás cansado de improvisar, de probar cosas al azar y de sentir que nada mejora, llámame.
No te prometo milagros de la noche a la mañana.
Te prometo un camino claro hacia la convivencia que siempre has querido tener con tu perro.